Aun a veces​ me siento tan solo en tu compañía, es una de las cosas que aprecio de los silencios que asedian nuestros encuentros, no obstante el pensamiento de que quizá adoro las cosas equivocadas de ti trepa reptante hasta la cima de mi cabeza, para iniciar una avalancha de dudas ¿Siquiera soy digno de sonreír cuando te encuentro disponible? No me interesa, no en este momento.

Esta es una noche sumergida en una inmensidad tan terrible, que pensar en que el pasado puede influirme en esta posición es una aberración. Mi vida, a la deriva, desgastandose perpetuamente contra vidas ajenas, ha llegado a un punto tan tranquilizante como deplorable, donde absolutamente todo llega a perder significado, el miedo incluso se disuelve y se dispersa estando tan abajo sumido en tedio y cotidianidad, sin embargo tú, tú me cambias, contigo se siente todo menos distante, menos imposible, quizá sea porque tenemos ambos la pésima suerte de colisionar en nuestro camino al fondo, o porque soy ligeramente mas estúpido de lo estimado. El tiempo pasa, y mi océano de aburrimiento cuaja, encerrando algo de lo que fuí dentro, así se vive de este lado de mis ojos, lijando mi persona contra la ingente cantidad de tiempo que aguarda.

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