Diosa

Cansado de esperarte, con una infinidad polvorienta en mis manos, sentado en mi rincón del mundo, dibujado apenas fuera de la coherencia, oyendo el tiempo crujir de desesperación, todavía tengo en mi boca palabras para ti, las guardo, con la esperanza de que el añejo las vuelva exquisitas, dignas de tu tiempo, pero el silencio asedia, y tu falta me atrapa.

Dedicarme al culto de tu cuerpo es inútil sin el templo.

Pesadilla

Ingrávido. Silencioso. Un terror antropomórfico se posa en la escalinata, su mirada ausente se fija en la pared, enorme y taciturno extiende su brazo sin mano hacia el barandal, sin embargo, sus piernas se mantienen quietas, en su lugar el mundo entero colapsa en si mismo para dar lugar al avance de esa pesadilla, oscuro, tanto que daba la impresión de alejar la luz a su alrededor, seguía observando el muro, con una convicción que hacía pensar que el muro sucumbiría al poder de su mirada en cualquier momento, y exactamente eso hice mal, pensar, el segundo en que descansé y pude concebir algo diferente al final inminente ese ser innombrable me dirigió su hueca mirada y fui yo el que se sintió colapsar, avanzó en un instante eterno, y pude ver el averno expectante por mi alma entre los pliegos de realidad que aquella monstruosidad causaba, el umbral que me separaba de ese misterio se vio comprometido cuando el ser se descompuso en una película sin brillo que en un silencio de ultratumba ocupó su espacio, los pliegues de realidad perdidos parecieron resurgir entre nosotros, la película empezó a perforarse, dejando ver puntos de luz mas parecidos a cúmulos de sueños que a estrellas, quizá era eso lo que brillaba en el cielo esa noche, hechizado por la oscuridad tan familiar que evocaba mi pesadilla dejé de pensar, y lentamente infinitesimales objetos cuneiformes que levitaban justo sobre el suelo como sobre las lineas de la razón surcaron el parche de universo que había surgido entre ambos, no hablaban, gritaban, lloraban mi nombre, en un unisono mal coordinado que hacía notar más la agonía del suceso, gritaban mi nombre, creí, no lo recordaba, se había ido entre las ráfagas de sangre que cruzaron mi cabeza en ese momento, por suerte pronto todo se detuvo… cuando tocaron mi pie.

Mi entorno, mi ahora comprometida realidad, parpadeó negro, y me restablecí por completo, de pie, en la planta baja, frente a mi televisor, apenas cabía en el primer piso, la televisión estaba encendida, sin señal, pero sin estática, confundido, decidí volver a la cama, apenas cabía en el pasillo de la escalera. Tomé el barandal, parpadee, estaba a media escalera, con la cara pegada al muro, y un grito mas profundo que humano surge de la escasa luz de la planta alta.

¿Qué es eso? -Se escuchó

Instintivamente giré, pero con una velocidad que no podía ser interpretada como un dominio completo de si mismo, sino una capacidad sobrenatural, y me vi, a mi mismo, quizá con un momento de clarividencia, con la mirada seca, de pie en el umbral de la planta alta.

Soñé

Entre mis brazos, sintiendo tu espalda adelgazar con cada cada ritmo, desvaneciéndote entre mis palabras, escurriendo los momentos, tu ser se hace mas diáfano revelando la naturaleza del resplandor de tu sonrisa, con cada paso del ultimo baile, tuviste tiempo de despedirte, tu boca se encargó de eso, una lastima que usaras palabras

Me siento particularmente frágil en este momento, el tiempo forma una burbuja a mi alrededor en un intento por apartar a una más de sus presas, es tan deplorable este estado, que sólo deseo que el lento martillo del reloj se aleje de este cristalizado tiempo para poder disolverme de nuevo en el vacío que ocupa mi mente, sin embargo existo, algo casi tan desesperante, pero no sé qué tanto más (*) quizá entonces pueda probar una vida ajena no solamente como vana y reemplazable, sino tan carente de importancia que recuerde a la mía y entonces sea claro que el derecho de tomarla también me pertenece, eutanasia, en cierta forma, si ese ser (a este punto vagamente) humano se encuentra en este estado