Con el tiempo hirviendo y la voluntad perdida en la arena, la mera semejanza a una lágrima insulta al abrasante astro. Desesperanzado intento de peregrinación, bebiendo polvo para saciar la sed de fe, la tentación de tu imagen adornando el empedrado metálico del horizonte me sumerge en las dunas y sus ardientes olas. La presión de la arena mantiene mis ojos en los tuyos. Es tu figura jugando en el inmenso oasis de mercurio lo que me encierra en este desierto condenado a evaporarme.

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